¿Alguna vez has visto a tu perro comerse sus heces o heces ajenas? Si es así, te interesará seguir leyendo.
Este comportamiento se llama coprofagia y no es algo normal (excepto en las madres durante las dos primeras semanas de vida cuando limpian/estimulan a sus crías).
Básicamente, hay dos orígenes posibles de este problema: comportamental o por deficiencia nutricional.
Coprofagia comportamental
Animales que están muchas horas solos, en jaulas y/o con pocos estímulos, es frecuente que encuentren una nueva distracción comiéndose sus heces o las de sus compañeros.
Si un animal tiene restricciones de comida ya sea porque recibe poca cantidad o por estar con una dieta hipocalórica, tendrá hambre y verá las heces como un aporte nutricional a su dieta.
Hay perros que tienen un comportamiento exploratorio más acentuado que otros, y una forma diferente de explorar, es a través del paladar.
Si a un cachorro se le regaña/castiga por defecar en casa (no se debe hacer si no se pilla en el acto) puede asociar la presencia de heces con castigo. Entonces, algunos cachorros, en lugar de aprender el lugar y/o momento adecuado para defecar, lo hacen donde y cuando quieren y luego eliminan la prueba incriminatoria.
Las heces de animales con dietas muy proteicas (de gatos, por ejemplo) les pueden parecer “apetitosas” y comérselas simplemente porque les gusta el sabor.
En otras ocasiones un perro puede tener este comportamiento para llamar la atención de su propietario y prefiere incluso ser castigado por ello que ser ignorado.
Coprofagia por deficiencia nutricional
No suele ser tan frecuente pero es posible.
Cuando hay déficit de tiamina o de cobalamina, así como cuando tienen problemas pancreáticos, parasitosis o mala absorción intestinal, se puede desencadenar este problema.Esto sólo ocurre cuando la enfermedad está bastante avanzada.
¿Cómo se trata la coprofagia?
Para saber cómo abordar el problema, es necesario conocer la causa. Por ello, el tratamiento de la coprofagia es muy variable.
Sería necesario hacer enriquecimiento ambiental y pasar más horas con ellos en aquellos animales con pocos estímulos o que reclaman la atención de su propietario de esta forma.
Habría que aumentarles la ración de pienso si es porque pasan hambre, o incluso cambiarles el tipo de dieta.
Existen complementos nutricionales que se dan vía oral y, con ellos, sus heces tienen un sabor desagradable. Es eficaz cuando ingieren sus propias deposiciones pero no sirve de nada cuando se comen las de otros animales.
Y por último, si la causa fuese un problema orgánico, se deberían realizar pruebas como análisis de heces y de sangre para aplicar el tratamiento específico.
¿Qué consecuencias tiene?
A parte de ser un hecho desagradable de presenciar, todos aquellos perros que tengan este comportamiento tienen más posibilidades de contagiarse de parásitos y virus eliminados por las heces de otros animales. Por ello, habría que ser más estrictos con las desparasitaciones (hacerlo de forma mensual) y tener siempre las vacunas al día.